lunes, 28 de enero de 2013

Hay días y días.

 Hay días en los que las horas pasan volando, y días en que unos simples minutos me parecen eternos. Hay días en los que te llamo primero, y días en los que me hago la difícil y espero a que tú des el paso. Hay días en los que me pinto las uñas de rojo, y días en las que me las pinto rosadas. Hay días en los que no tengo hambre, y días en los que me comería una vaca si me la ponen delante.

Pero hoy es un día diferente. Hoy es un día de esos en los que, si te pones la chaqueta tienes calor pero en cambio, si te la quitas, tienes frío. Hoy he contado los días que llevo sin verte, y me he dado cuenta de que son demasiados.  Hoy he perdido la cuenta de las veces que he pensado en ti, porque son tantas que no se pueden contar. Hoy (y siempre) me hago la misma pregunta: ¿estarás pensando tú también en mí? Y entonces, no sé ni por qué, he hecho una lista con las cosas que me faltaron por decirte. 

Deberías saber que tardo el triple más en olvidar que en acostumbrarme a alguien. Lo voy a llamar "confianza", porque verás, para mí, confianza es lo que me diste. Confianza para poder contarte todo, desde una tontería sin importancia a asuntos de más gravedad. Confianza para hablar seriamente y a la vez para sonreír por cualquier motivo, por muy pequeño que fuera.

A veces llegué a pensar que tenías un indicador que te avisaba cada vez que yo me sentía mal, porque aparecías de la nada, como si ya supieras que te necesitaba aquí, en  ese momento determinado. Pero, ¿sabes qué pasa? Que yo no quiero que me salves, no así, no quiero un héroe ocasional.

Y qué te voy a contar, si tú me conoces mejor que nadie...
Y de cuántas personas me colgué para intentar reemplazarte...







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