—¿A dónde vamos hoy? —me preguntas.
—No sé, me da igual. Donde tú quieras.
—Ya estamos, Sandra... nunca sabes a dónde ir. Todos los días igual.
— Es que me da igual, de verdad.¡A cualquier sitio!
—Pues nada, hoy decidiré yo, como siempre.
Y yo me callaba. Me callaba y nunca decía nada. Pues claro que me daba igual a dónde ir. Me daba igual con tal de estar contigo. Y eso es algo que tú nunca entendiste. Y por eso ahora, cuando quedo con alguien, siempre decido a dónde ir.
En cuántas cosas me has cambiado...
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